19 de junio de 2012

Lógica agotadora




“Cuando estoy cansado veo todo negro. Básicamente porque se me cierran los ojos.”
Vladimiro Marrón

4 de junio de 2012

Ciencia prensada


(haga click en la imagen para agrandar)
Las noticias científicas no existen. Las pocas informaciones que llegan a las páginas de los diarios (o a sus versiones on-line), a las televisiones o a las radios tienen poco o nulo contenido científico, vienen precedidas o anunciadas por titulares sensacionalistas, y acaban por ser harto confusas y decepcionantes. (Me refiero a las noticias puramente científicas, y no a esas otras que entran en los epígrafes de “ciencia”, pero que son más bien tecnológicas, y que a su vez acaban derivando en la presentación de nuevos modelos de smartphones o gadgets para tilingos futu-vintage.)
De modo que podemos leer (o ver, o escuchar) que existe la teletrasportación, que se curó el cáncer, que se puede viajar por el tiempo, que descubrieron la panacea universal, que un nuevo químico permite vivir eternamente, que se puede viajar a Marte en dos horas o un montón de promesas históricas hechas realidad. También hay un apartado de noticias (igualmente anunciadas en tono sensacionalista) que apuntan al conventillo científico: un Fulano echa por tierra las teorías de Einstein; descubren que el gato de Schrödinger en realidad se escapó por la ventana; un Don Nadie resuelve el problema matemático más antiguo de la humanidad y deja a los científicos en ridículo; etc.
En todos los casos, hay un patrón común: la enorme distancia (un abismo) entre el titular y el cuerpo de la noticia. Para empezar, lo que se anuncia con bombos y platillos resulta ser algo más modesto (la teletrasportación acaban siendo dos fotones entrelazados; la cura contra el cáncer acaba siendo un pequeño éxito con dos ratas de laboratorio; el fallo de Einstein acaba siendo un matiz en una frase; la resolución al gran problema acaba siendo un número más en la larga cadena de π…); además, conexión entre el logro modesto y el titular grandilocuente se pierde en una maraña de tecnicismos y razonamientos a medio explicar que termina por hacer de la noticia un texto inextricable.
¿A qué se debe esta situación? Principalmente, a dos hechos:
1)      Hay cientos de carreras de periodismo (o similares) que forman a miles de profesionales que son absolutos ignorantes sobre cualquier materia de la vida y que, por otra parte, no son educados en la responsabilidad de informar. El resultado son los “pegacables” o los editores de notas de prensa. Es decir: llega una nota de prensa o un cable de agencia al medio de comunicación, el periodista lo retoca para ajustarlo al espacio que le indicó su editor y listo. Cero corroboración, cero verificación, cero consulta. La actitud del periodista es “no sé ni me importa”.
2)      Si a eso le sumamos que los científicos (ya sea por ambición o por supervivencia) exageran sus hallazgos con miras a conseguir más o mejores fondos para proseguir con sus investigaciones, tenemos la ecuación mortal.